Unamuno
Perteneciente
a la Generación del 98 junto a Pío Baroja y Valle-Inclán, Miguel
de Unamuno nació en Bilbao en 1864. Cursó la carrera de Filosofía
y Letras en Madrid y en 1891 consiguió la Cátedra de Griego en la
Universidad de Salamanca, de la que fue rector. Tuvo que viajar a
Fuerteventura (fue desterrado) y más tarde a Francia, debido a la
dictadura de Primo de Rivera, a la que se oponía.
Este gran escritor fue
luchador, tanto consigo mismo como con el régimen político. Tenía
dudas en cuanto a la fe y la religión y lleno de angustia, plasma
sus cavilaciones y su incertidumbre en la mayoría de sus obras, sin
embargo, San
Manuel Bueno, mártir,
será la más clara.
Miguel de Unamuno trabajó
todos los géneros: prosa, poesía, teatro y ensayo. Considerado como
uno de los mejores creadores de lírica moderna (s.XX) con obras
tales como: Poesías
(1907), Rosario
de sonetos líricos
(1911), El
Cristo de Velázquez (1920),
Romancero del destierro (1928)
y el Cancionero
póstumo,
publicado en 1953. Escribió ensayo: En
torno al casticismo (1902),
Vida de Don
Quijote y Sancho
(1905), Por
Tierras de Portugal y España (1911),
Andanzas y
visiones españolas (1922)
y Del
sentimiento trágico de la ida (1922).
Sus novelas, a las que llamó “nívolas” porque tenían
innovaciones y eran diferentes a la novela tradicional, tratan tanto
temas históricos como humanos y existenciales. La primera fue Paz
en la guerra (1897),
a la que le siguen:
Niebla (1914),
Abel Sánchez (1917),
La Tía Tula
(1921) y su obra maestra, San
Manuel Bueno, Mártir,(1931).
En teatro, sus obras más destacadas son: Fedra
(1910), El
otro (1926) y
El hermano
Juan (1934).
San Manuel Bueno,
mártir
Esta novela de Unamuno narra
la historia de vida de un cura de pueblo, abnegado en cuanto a la
labor que realiza, atento siempre con sus feligreses, humano y
solidario; sin embargo, la espiritualidad y la fe que profesa ante
sus devotos es una mera farsa, ya que aún siendo sacerdote, duda de
su fe y de la vida después de la muerte, por lo que se halla en una
constante inquietud.
La historia es narrada por
Ángela Carballino, vecina del pueblo y admiradora de San Manuel.
Deseosa de que su párroco le marque el sendero correcto de la vida,
termina conociendo la verdad de boca de su hermano Lázaro, que llega
al pueblo con ideas anticlericales y progresistas, pero que acaba
siendo fiel amigo de Don Manuel cuando este le confiesa la verdad.
Así pues, Lázaro contribuye a la misión del sacerdote, ayudando a
todo necesitado, haciendo creer al pueblo que se ha convertido a la
religión y que Don Manuel es un santo; de hecho, se hablará de la
beatificación de este casi al final de la novela.
Estructura
En la estructura de la
novela se ha utilizado la técnica del “manuscrito encontrado”,
recurso que ya usaba Cervantes, pretendiendo en cierto modo, alejarse
de la historia.
La narración se divide en
25 fragmentos numerados, de los cuales, los 24 primeros son el relato
de uno de los personajes, Ángela, y el 25 un epílogo del autor.
Además de esta estructura externa sencilla, la novela se divide a su
vez en tres partes, consideradas como estructura interna, en la que
no se tiene en cuenta el epílogo. El tiempo es otra forma de
estructura interna: Ángela va envejeciendo a lo largo de la
historia.
- La primera parte o
introducción, desde el fragmento 1 hasta el 8, cuenta la vida de
Don Manuel y la vida propia de la narradora, que lo recuerda.
- En la segunda parte o
cuerpo de la novela, desde el 9 hasta el 20, Ángela vuelve al
pueblo y más tarde su hermano, que en principio está confrontado
con el párroco. Se describen las obras del párroco, se deja intuir
que sufre o que esconde algo dentro de sí, hasta que al final se
descubre la verdad. Termina con la muerte del “santo”, que
coincide con la de Blasillo “el bobo”(otro de los personajes).
- Y la tercera parte, del
21 al 24, termina el relato de Ángela con la repercusión de la
muerte de Don Manuel en la aldea.
Temas fundamentales de la
obra
La temática en la novela de
Unamuno gira en torno a la duda sobre la inmortalidad del alma humana
y la fe, principalmente. En la novela trata la crisis religiosa,
propia del autor, que se refleja en su personaje, Don Manuel. Existe
la angustia que produce esa duda: el no saber, el preguntarse sin
obtener respuesta, la fluctuación constante que quema desde dentro y
que no puede salir hacia fuera, pues en el caso del protagonista, si
dice la verdad, los feligreses no podrían vivir con ella. Es mejor
que se hallen en la ignorancia, que crean en algo, en la salvación,
que tengan fe en la vida después de la muerte, en la resurrección
de la carne, y vivan su realidad aliviados, alejados del sufrimiento.
El tema de la fe se relata
de formas diversas. Por una parte, se habla de religión y de la
creencia del pueblo, animada por las palabras y las acciones del
sacerdote; y por otra parte, la ausencia de fe que transmite Lázaro
a su llegada, corroborada por la inquietud interna de Don Manuel.
Otro tema sería la
contraposición entre la verdad y la mentira, que vendría ligada al
conocimiento (sufrimiento) y la ignorancia (mentira) que conduce al
alivio. Como se puede percibir, los temas están entrelazados unos
con otros, además de tener su opuesto: lo rural (pueblo) y la
modernidad (ciudad), catolicismo y ateísmo, vida y muerte.
Los personajes hacen
referencia a imágenes bíblicas: Ángela, la mensajera; San Manuel:
hace las veces del mismo Jesucristo (se sacrifica ayudándolos y
sacrifica sus verdaderas creencias por su bienestar) y otras aparece
como Juan Bautista, al sanar a los “endemoniados” del pueblo en
el lago; Lázaro: el resucitado. Muchas son las repeticiones del
grito de Jesucristo “¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has
abandonado?” en boca del párroco cuando lee el sermón en misa, y
sobre todo, cuando Blasillo reproduce sus palabra a viva voz por la
calle.
Existe
algún matiz relacionado con filosofías orientales, cuando el
protagonista en el fragmento o secuencia 7 de la novela, afirma que
no se puede estar solo, y que solo no puede llevarse la cruz del
nacimiento. En la filosofía oriental, concretamente en el Budismo,
se cree que la vida es un castigo, la transitoriedad del alma a
través del cuerpo humano. Don Manuel, no concibe la vida tal y como
es, no comprende la existencia del ser humano, y es consciente de
todo el mal (y todo el bien) que puede surgir de este. Se cuestiona y
la razón puede más que la fe, que sus actos… de igual manera, la
incertidumbre ronda el cerebro del autor. Unamuno refleja sus dudas
en sus obras, y esta es la que mejor puede hacernos percibirlo.
Argumento
La
historia nos la cuenta Ángela Carballino, una mujer discípula de
Manuel Bueno, párroco de su pueblo.
La
trama tiene lugar en un pequeño pueblo a orillas del lago de
Sanabria, Valverde de Lucerna. En este pueblo, todo el mundo adora a
Manuel Bueno.
En
las conversaciones que mantiene Ángela con don Manuel, ésta
descubre que el párroco no cree en la vida después de la muerte
(hecho fundamental en la doctrina cristiana). Lo primero que nota es
que don Manuel es reacio a creer en el Demonio.
Cuando llega de
América, el hermano de Ángela, Lázaro, su madre y su hermana
intentan convertirlo al cristianismo, ya que había perdido la fe.
Poco a poco, Manuel Bueno consigue que él se convierta en su
discípulo. Lázaro no se fiaba de don Manuel debido a que siente
cierta animadversión hacia los curas, pero don Manuel le parece
diferente y por eso empiezan a entenderse.
La
madre de los hermanos muere y en el lecho de muerte le pide a su hijo
Lázaro que rece por él. Lázaro se lo promete. Desde este momento,
Lázaro acompaña a don Manuel en sus paseos por el lago y la
montaña. En uno de estos paseos Don Manuel le cuenta que no cree;
esta falta de fe es una carga que le ha ocasionado sufrimiento
durante toda su vida (de ahí "mártir": Don Manuel Bueno
es mártir por no poder creer)
Lázaro
le cuenta este secreto a su hermana, que serán las dos únicas
personas que lo sepan. Don Manuel Bueno acaba muriendo en su pueblo,
arropado por todos sus feligreses, que consideran a Manuel un santo.
Poco después Lázaro también muere, quedando Ángela sola. Ésta se
dedicará a escribir la vida de Don Manuel Bueno y su relación con
los dos hermanos.
Don
Manuel:
Tiene 37 años al inicio del relato. Sabemos de la existencia de su
madre porque nos
cuenta Ángela que estaba presente en uno de sus
sermones, como una Dolorosa. También tenía una hermana viuda y
sobrinos. Respecto a sus orígenes nada sabemos, pero se nos dice que
de pequeño había jugado junto al nogal del que aprovechó el
tronco; podemos suponer que era de Valverde o que se había criado en
el pueblo. Era alto, delgado, erguido, llevaba la cabeza como nuestra
Peña del Buitre, y había en sus ojos toda la hondura azul de
nuestro lago; y tenía una voz maravillosa, cuyo timbre enamoraba a
las gentes. Don Manuel confiesa haber heredado de su padre tendencias
suicidas, Mi vida, Lázaro, es una especie de suicidio continuo, un
combate contra el suicidio!; por eso intenta estar siempre ocupado,
no en asuntos personales sino ayudando a los demás. Sus métodos no
son muy ortodoxos, incluso se atreve a tocar el tamboril en las
fiestas del pueblo, y esto, que en otro hubiera parecido grotesca
profanación del sacerdocio, en él tomaba un sagrado carácter y
como de rito religioso. Es un hombre modesto, podría haber ascendido
en su carrera eclesiástica, pero rechazó esa gloria por el deber
impuesto de hacer que sus feligreses vivieran con ilusión. Demuestra
especial ternura por los niños y por los más débiles. Tiene
bastante relación con Ángela, se preocupa de su educación, de la
elección de sus lecturas, de su serenidad espiritual, incluso de su
matrimonio. Pero es Lázaro el único amigo que le conocemos. Ha
sometido la fe al análisis de la razón y nos encontramos con un
hombre incrédulo para el que no existe una vida eterna después de
ésta; esa idea se convertirá en su secreto y en el dolor que lo
acompañará el resto de su vida. Su existencia es trágica ya que se
impone como única misión procurar la felicidad de los demás a
través de una mentira piadosa y a costa del sacrificio personal.
Como Jesucristo, en el que sí cree y al que emula, se convierte en
un mártir. Poco más sabemos de él y sus inquietudes, salvo que le
gustaba escribir algunas notas en su breviario y dar paseos por la
orilla del lago. Muere tranquilo y en paz, porque por fin la muerte
le permitirá descansar de la agonía de la vida.
Ángela:
Hija de Simona y hermana de Lázaro. No es una simple aldeana: desde
muy niña alimenté...curiosidades, preocupaciones e inquietudes,
debidas, en parte al menos, a aquel revoltijo
de libros de mi padre;
estudió además como interna en un colegio de monjas en Renada;
vuelve a Valverde de Lucerna con 15 años y regresa definitivamente
con 16. Protegida espiritual de don Manuel. Es inteligente, tenaz,
valiente. No duda en hacer preguntas directas acerca de los misterios
divinos, u otras más comprometedoras sobre la fe del cura, mirándole
derechamente a los ojos; incluso, cuando don Manuel le comenta que no
tiene importancia plantearse la existencia del Infierno, ella insiste
recordándole sus “deberes hacia la fe”: pero hay que creer en el
Infierno como en el Cielo. No se asusta ante las incoherencias que va
descubriendo en don Manuel y plantea sus inquietudes serenamente, si
bien la afectan y llora, por decepción, al principio y por compasión
más tarde. Su fe es sólida y sus dudas personales pocas, la mayoría
provocadas precisamente por las confesiones de don Manuel, y cuando
la asaltan consigue ordenarlas sin conmoción para su espíritu. La
admiración y respeto que siente por don Manuel se van transformando,
a medida que va conociendo su verdad, en una relación casi maternal
en la que ella, amparada por una fe consistente, protege a su “oveja
descarriada”. Junto a su hermano, se convierte en guardiana del
secreto de don Manuel y acepta la misión compartida de procurar la
felicidad del pueblo. La única y esencial diferencia respecto a
ellos es que a Ángela esta tarea no le supone un costo personal,
porque ella sí cree en Dios. Cuando finaliza el relato tiene
cincuenta y tantos años.
Lázaro:
Hermano de Ángela. Ignoramos su edad, pero entendemos que es el
hermano mayor por las sugerencias que hace desde América para
encauzar la educación de su hermana o la propuesta familiar de
mudarse a Madrid cuando vuelve al pueblo. Vive en América y regresa
a Valverde cuando Ángela tiene 24 años. A su regreso se muestra
despreciativo con el espíritu y costumbres del pueblo (un principio
en el que cree Unamuno es que civilización es lo contrario de
ruralización). No oculta su pensamiento racionalista y el rechazo
que le produce la poderosa influencia que don Manuel ejerce sobre el
pueblo. Pero poco a poco, conforme va conociendo el sacrificio al que
ha sometido don
Manuel su vida, van cambiando su actitud y opinión
respecto al cura hasta el punto de convertirse en su fiel apóstol y
único depositario de su confianza y amistad. A partir de aquí
Lázaro no tiene ideas propias, se convierte en un mero transmisor de
las de don Manuel. “Convertido” ya a don Manuel, aún afloran
alguna que otra vez sus resabios progresistas (su crítica a la
contradicción entre fe y superstición, su idea de crear un
sindicato de la iglesia...), pero dice al final: don Manuel me curó
de mi progresismo. Posiblemente muere joven; de enfermad que pareció
empeorar con la muerte del cura.
Blasillo:
El bobo del pueblo. Más que un
personaje es una “idea” que forma parte de don Manuel; representa
su conciencia y se erige en el pregonero a voces del secreto que no
se atreve a confesar. Blasillo suele aparecer en ocasiones
significativas en las que aflora la verdad de don Manuel, sólo dice:
¡Dios mío, Dios mío! ?Por qué me has abandonado? haciendo público
ese dolor que atenaza al cura. La simbiosis entre ambos personajes es
completa; sus estados de ánimo evolucionan a la par, cuando el cura
estaba ya cansado por la edad y lloraba con frecuencia, Blasillo
lloraba más que reía, y hasta sus risas sonaban a llanto. Muere en
el mismo momento que el cura, junto a su regazo, cogido de la mano
del santo. No podía ser de otro modo: era el “secreto” del
mártir. Los entierran el mismo día.
Otros
personajes:
La
hija de la Rabona. Se embaraza en la
ciudad. Don Manuel se las ingenia para que su antiguo novio, Perote,
se case con ella y se haga cargo del niño.
Un
niño. Al que don Manuel encuentra un
frío día de invierno buscando una res que se le había perdido a su
padre. El cura lo manda a casa a calentarse y le hace su trabajo.
Familia
de titiriteros. Compuesta por el matrimonio y
tres hijos. La mujer muere auxiliada por don Manuel mientras su
marido, que era payaso, realizaba una función en Valverde. Don
Manuel, interiormente, se identifica con él y le manifiesta su
respeto ya que ambos comparten la tarea de procurar la felicidad de
los demás: El santo eres tú, honrado payaso, te vi trabajar, y
comprendí que no sólo lo haces para dar pan a tus hijos, sino
también para dar alegría a los de los otros.
Simona.
Madre de Lázaro y Ángela. Aparece en un par
de ocasiones; mantiene breves conversaciones con su hija sobre la
necesidad de que se case, y con Lázaro rehusando la propuesta de
irse a vivir a Madrid.
Madre
de don Manuel.
Sólo aparece una vez en un sermón; conmocionada, como la Virgen,
por el dolor de su hijo, grita: ¡Hijo mío!
El
pueblo. Se cita a labradores,
muchachos, al médico, al juez, al maestro...una masa anónima a la
que don Manuel ayuda en todo lo que puede y que le corresponde con su
presencia en la iglesia, despidiéndolo con muestras de dolor el
último día de su vida, visitando su tumba y recordándolo una vez
muerto.
Padre
de don Manuel y el padre de Ángela.
Están muertos. Del primero nos dice don Manuel que murió con 90
años y que toda su vida tuvo inclinaciones suicidas; del segundo nos
cuenta Ángela que era forastero en el pueblo, aficionado a la
lectura y que murió cuando ella era niña.
Simbología
San
Manuel Bueno, mártir es un libro cargado de símbolos, desde el lago
y la montaña, hasta el nombre de los personajes:
Además
de la propia historia narrada, hay toda una intrahistoria formada por
Unamuno: la aldea (a lo largo de la obra adquiere otros nombres:
pueblo, convento, villa, etc.) representa a la Humanidad. La montaña
representa la fe y el lago representa la duda. San Manuel Bueno se
encuentra entre ambas, ya que está situado entre la fe y la duda de
su pueblo (indirectamente de la Humanidad). San Manuel toma la duda y
la sufre por todos los habitantes de la aldea, de ahí que se le
pueda relacionar con la figura de Cristo, que sufre por los demás
debido a la disyuntiva entre la fe y la duda.
Ángela
lleva su nombre debido a que éste viene de ángelos que en griego
significa "mensajero". Como Ángela se encarga de
transmitir las memorias de San Manuel, actúa como el evangelista que
transmite la palabra de Cristo.
Lázaro
se llama así debido a que, según la Biblia, Lázaro murió y luego
fue resucitado por Jesucristo. En la novela o nivola,según la
denominaba Unamuno, Lázaro dice refiriéndose a San Manuel que éste
lo ha resucitado devolviéndole la fe, ya que antes no creía.
Para
el personaje principal, Unamuno usa el nombre Manuel porque este es
el nombre que da Isaías al Mesías que llega a aportar una nueva
forma de ver la religión. En el caso de don Manuel éste aporta una
nueva forma de ver la religión, él prefiere verla de una manera más
interior, no seguir los preceptos por la tradición. El apellido
Bueno hace referencia a su bondad y se le añade "mártir"
porque durante toda su vida sufre por el asunto de la fe y la duda.
A
parte de la simbología a lo largo del libro abundan las referencias
a pasajes de los Evangelios. También hay una referencia a Calderón
de la Barca (cuando Ángela le pregunta a San Manuel por qué somos
pecadores, éste le contesta que nuestro mayor pecado es haber
nacido, haciendo referencia a la obra calderoniana "La vida es
sueño"), ya que este autor es muy admirado por Unamuno.